La pérdida progresiva de la integridad fisiológica y la acumulación de cambios degenerativos que conducen a un deterioro funcional y a una mayor susceptibilidad a las enfermedades: las principales características del envejecimiento.

En la mujer, el ovario, el órgano clave que mantiene la función reproductiva y endocrina femenina, entra en el proceso de envejecimiento antes y más rápido que otros órganos.

Los rasgos distintivos del envejecimiento ovárico requieren una aproximación diferenciada para poner de relieve sus principales características y explorar sus síntomas clínicos y mecanismos subyacentes.

El objetivo es elaborar estrategias de intervención relacionadas con el envejecimiento saludable en la mujer.

El envejecimiento ovárico conduce a la deficiencia de estrógenos, que no sólo afecta directamente a los tejidos y órganos con receptores de estrógenos, como el ovario, el endometrio, el epitelio vaginal, la piel, el hipotálamo y el tracto urinario, sino que también influye en otros aspectos del organismo, como los sistemas cardiovascular, musculoesquelético e inmunitario, los patrones emocionales y de sueño, la capacidad cognitiva y el metabolismo energético.

Por ello, a menos que exista una contraindicación clara, las pacientes con menopausia prematura (quirúrgica o no) deben iniciar el tratamiento a la primera oportunidad. En lo que respecta a la menopausia natural, la mayoría de los organismos reguladores han recomendado el inicio de la THS (terapia hormonal sustitutiva) dentro de los primeros 10 años de la menopausia.

En ese escenario, nuestra posición es una aproximación holística basada en la administración oportuna, continuada y personalizada de la THS como parte del manejo general de la mujer menopáusica.